El precio del amor


¿Tiene precio el amor? La respuesta es . El precio del amor no se define en términos monetario, ya que no hay dinero en el mundo que pueda comprar el verdadero amor. El precio del amor se define en términos de compromiso, entrega, y pertenencia. El compromiso es la determinación de vivir y morir por la obligación que se ha contraído: “Yo he decidido amar”. No se puede confundir jamás el compromiso con la conveniencia, ya que la última se basa en deseos egoístas.

¿Cuán fuerte es nuestro amor? ¿Quién o qué lo puede apagar? La entrega en el amor se da sin reservas; es incondicional. Amor sin entrega, será una relación superficial o accidental. El amor verdadero también nos da un poderoso sentido de pertenencia. El libro de Proverbios presenta un ejemplo de lo que debe ser la relación de amistad: “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia” (Proverbios 17:17). La pertenencia es la fuerza que nos hace vivir conectados unos con otros, a pesar de las diferencias, y de las situaciones difíciles que podamos enfrentar. Pertenencia no puede definirse como posesión, ya que es una relación saludable en la que crecemos y nos edificamos mutuamente. La Biblia es el libro por excelencia que mejor define e ilustra lo que es el amor. Utilizaré los siguientes ejemplos para comprobar esta aseveración:

1) Dios es amor: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:7,8). El origen y la esencia del amor es Dios mismo. Por lo tanto, el amor no puede estar sujeto a la interpretación o manipulación humana.

2) El amor de Dios es eterno: “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Misericordia es compasión, perdón, gracia; es “no darnos lo que merecemos”. El amor de Dios no cambia, porque l no cambia.

3) El amor entrega siempre lo mejor: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”      (1 Juan 3:16). En el contexto matrimonial: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así con Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).

4) En el amor no hay fingimiento ni maldad: “El amor sea sin fingimiento; aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 12:9). En el amor no hay lugar para la hipocresía, ni mucho menos para el pecado.

5) El amor nunca deja de ser: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará” (1 Corintios 13:8). Mucha gente pierde el enfoque  por los asuntos de la vida, y aún por aquellos que pudieran ser espirituales, y echan a un lado lo esencial: el vivir en el verdadero amor a Dios y a los demás. Consideremos la exhortación a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis: “vuelve al primer amor…; y haz las primeras obras (ver 2:1-7). 1 Corintios 13 concluye con la siguiente aseveración: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (v.13).

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