¡Buena conciencia!


¿Qué es la conciencia? Para la filosofía es “la facultad humana para decidir acciones y hacerse responsable de las consecuencias de acuerdo a la concepción del bien y del mal; de esta manera, la conciencia sería un concepto moral que pertenece a la ética”. Para la psicología “es un estado cognitivo no-abstracto que permite que una persona interactúe e interprete con los estímulos externos que forman lo que conocemos como la realidad; si una persona no tiene conciencia, se encuentra desconectada de la realidad y no percibe lo actual”. En la Biblia “la conciencia corresponde a la naturaleza humana creada por Dios, y lo capacita para que sepa lo que Dios justifica, y lo que Dios condena (biblesforamerica.org).

Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres

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¿Cuán importante es la conciencia para describir quiénes somos, y para evaluar las decisiones que tomamos? Por ejemplo, ¿acaso tenemos que estar pendiente a ver un policía para reducir la velocidad, o para dejar de “textear” cuando estamos manejando un auto? ¿Acaso tenemos que “velar cuando viene el jefe” para cumplir con nuestro trabajo? No hay duda que la conciencia está ligada a la integridad. El medidor principal de la conciencia no somos nosotros mismos en esencia, sino que la conciencia de cada cual se confronta con Dios, quien establece lo que es la moral y verdad última. Qué desgracia para una persona, familia o sociedad cuando se “pretende” apagar la conciencia, o definirla de acuerdo al criterio de cada cual. Estamos viendo, por ejemplo, personas que “justifican sus malas acciones, atribuyendo culpas a otras personas y/o a circunstancias. Recientemente, el Presidente del Senado de PR, bajó por descargue el nombramiento de la juez asociada Maité Oronoz, para presidir el Tribunal Supremo. No se dio lugar ni a un informe del comité de nombramiento, ni mucho menos, a unas vistas públicas. ¿A qué se amparó este legislador? A dos cosas: 1) una interpretación de la Constitución sobre la soberanía del Senado para tal decisión; 2) una “conspiración” (dice él) de jueces y legisladores para parar este nombramiento. Todo esto, para utilizar su puesto con el fin de manipular los procesos. ¿Saben cuál es el peligro? El que nos estemos acostumbrando a una sociedad que la “conciencia relativa”, es decir, lo que cada cual “perciba e interprete como correcto”, sea el criterio principal, independientemente si es correcto ante los ojos de Dios. Este fenómeno, lamentablemente, también se da en el ámbito familiar y religioso. Una conciencia que no responda primero a Dios, será una “conciencia cauterizada” (1 Timoteo 4:2).

El apóstol Pablo utiliza el término “conciencia” unas 23 veces. Veamos algunas de sus enseñanzas: 1) la conciencia “nos acusa o nos defiende en nuestros razonamientos” (Romanos 2:16); 2) nuestra conciencia tiene que estar cónsona con la obra del Espíritu Santo en nosotros (Romanos 9:1); 3) todos tenemos un llamado de servir a Dios con limpia conciencia (2 Timoteo 1:3); 4) nuestros hechos darán a conocer lo que hay en nuestras conciencias (Tito 1:15,16); 5) quien decide vivir lejos de Dios se le entenebrece el entendimiento, y, por ende, pierde toda sensibilidad a lo que es moralmente correcto (Tito 1:18,19). Añado una cita del apóstol Santiago: “El que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, comete pecado” (Santiago 4:17).

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