El valor de lo que se ha perdido


El tema principal del evangelio de Lucas se resume en el siguiente texto: “Porque el Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Este se describe mejor en la trilogía de las parábolas de Jesús, en el capítulo 15 del mismo libro. Estas parábolas son: la oveja perdida, la moneda perdida, y el hijo pródigo.

Es interesante que el preámbulo a estas enseñanzas recoge las críticas de los fariseos y escribas a Jesús, porque este “recibía y comía con pecadores”, algo inaceptable para estos “religiosos”, ya que se creían un casta aparte y privilegiada por estar apartada de la gente pecadora de este mundo. ¿Qué les parece? Me pregunto si este fenómeno todavía está latente en personas que se llaman creyentes; que se han “desconectados” de las personas que no tienen a Dios en sus vidas, y que lo que hacemos es juzgarlos, condenarlos, y peor aún, ignorarlos. Es como estar en nuestros propios asuntos y programas religiosos, olvidando que el corazón de Dios es totalmente lo contrario. ¿Qué nos presentan estas tres parábolas: 1) El valor de ir a buscar lo que se ha perdido. La primera parábola nos describe a un pastor que deja las 99 ovejas para ir tras aquella que se había extraviado; y al encontrarla, la trae sobre sus hombros. La segunda parábola nos habla de una mujer que pierde una de sus diez dracmas (una moneda griega que equivalía a un día de trabajo), y la busca diligentemente, encendiendo la lámpara y barriendo, hasta encontrarla. La tercera parábola, y las más intensa, es la de un hijo que toma la decisión de exigir la herencia a su padre antes de tiempo, para irse lejos del hogar y despilfarrar todo perdidamente.

El padre aquí nunca perdió la esperanza de que su hijo regresaría. ¡Qué corazón! 2) El gozo de haber encontrado lo que se perdió. En las primeras dos parábolas se invitan los amigos para celebrar la alegría de haber encontrado lo perdido. En la del hijo pródigo que ha llegado, el padre convida a una fiesta, y le da al hijo que había llegado para con mentalidad de ser tratado como jornalero, la posición de hijo, dándole un nuevo vestido, calzado y un anillo. Jesús dice aún algo mayor: que en el cielo hay gozo por un pecador que se arrepienta. ¿Cómo? Si, en el cielo se valora cuando en la tierra se produce un cambio de corazón. ¡Extraordinario! 3) Se describen a aquellos que, aunque tienen el privilegio de ser hijos, viven como esclavos; solo pensando en ellos mismos, en términos de lo que son y de lo que hacen. Esto se da en la parábola del hijo pródigo (ver 15:28-31). El padre tuvo que rogarle a su hijo mayor para que celebrara su alegría de haber encontrado al menor que se había extraviado; pero él, resentido, se resistía. ¿Acaso esa actitud no nos describe a nosotros mismos, que estamos enfocados en nuestros propios méritos y exigencias? ¡Qué desconcertante y triste puede llegar a ser el haber perdido el corazón del Padre! En menos de dos semanas tendremos la oportunidad de invitar a nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, y aún no conocidos, al Festival de Esperanza con Franklin Graham, a celebrarse en el estadio Hiram Bithorn, los días 10, 11 y 12 de febrero.

El lema de este evento es: ¡Porque Puerto Rico lo necesita! Y yo añado: ¡Porque la iglesia puertorriqueña también lo necesita! Podemos hacer la diferencia en muchísimas personas que necesitan encontrase con Dios. ¿Lo crees? Se parte de esta gran iniciativa divina para encontrar a todo aquel y aquella que ha perdido el Camino.

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Angel Esteban es ministro, conferencista, autor y es Pastor Principal de la Iglesia Cristiana de la Familia en Ponce, Puerto Rico.

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